sábado, 19 de mayo de 2018

La huella hídrica.

El Rincon del Sueko - #rincondelsuekoHola mis queridos lector@s de El Rincón del Sueko. Hoy vamos a hablar de un tema medioambiental: el agua. El agua es un recurso preciado y cada vez más escaso en algunos lugares del planeta. Por ello, indicadores como la huella hídrica, que evalúa el uso del agua, pueden ayudar a mejorar su gestión.

Aunque el agua dulce es un recurso abundante a nivel mundial, su disponibilidad está decreciendo en muchas regiones del planeta principalmente debido al cambio climático, el incremento de población y el consecuente aumento en la presión sobre los recursos hídricos.

La agricultura es uno de los grandes consumidores de recursos naturales, representado más de un 70% del total de consumo del agua dulce mundial. En las próximas décadas, la agricultura deberá afrontar el tener que producir un 50% más de alimentos en 2030 en comparación con la producción actual, garantizar la seguridad alimentaria y conservar la biodiversidad.

Esta situación afectará directamente a otros sectores, como por ejemplo el industrial, debido al incremento en la competencia por el uso del agua. Por lo tanto, se presentan grandes retos para garantizar suficiente disponibilidad de agua para abastecer a la creciente población mundial, sostener el crecimiento económico y preservar el medioambiente.


Dado que estamos ante un problema global con soluciones locales, se hace necesario disponer de indicadores que permitan conocer cuál es la situación de partida y plantear posibles acciones de mejora. En este sentido, la huella hídrica evalúa el uso del agua de las organizaciones, procesos y productos, proporcionando información cuantitativa y cualitativa que permita dirigir a las organizaciones hacia un uso más sostenible y equitativo del agua dulce.

¿Qué es y cómo se evalúa la huella hídrica?

Según la fundación Water Footprint Network (WFN) la huella hídrica es un indicador global de la apropiación de los recursos de agua dulce. Así, la huella hídrica de un producto se define como el volumen de agua consumido tanto de forma directa como de forma indirecta para su producción.

El consumo directo para la fabricación de un producto incluye el agua utilizada y/o contaminada durante el proceso de fabricación y el agua incorporada en el propio producto como ingrediente. Por su parte, el consumo indirecto correspondería a toda el agua necesaria para producir las diferentes materias primas utilizadas en el proceso (productos de la cadena de suministro).

En este sentido, la huella hídrica se puede expresar en función del tipo de agua que se considere, desglosándola según sus colores:

  • huella hídrica verde: relacionada con el agua de lluvia incorporada en el producto. Cobra pleno sentido para productos agrícolas y es muy útil para identificar y gestionar los riesgos asociados al cambio climático.
  • huella hídrica azul: relacionada con el uso consuntivo de agua dulce superficial o subterránea evaporada, incorporada en el producto, devuelta a otra cuenca o devuelta en un periodo distinto del de extracción. Para productos agrícolas se asocia con la necesidad de regadío de los cultivos.
  • huella hídrica gris: relacionada con la calidad del agua retornada al medio y su posible degradación como resultado de un determinado proceso.

Una vez obtenidos los tres colores de la huella hídrica que representan los volúmenes de agua utilizados, es interesante evaluar los impactos asociados a las tres áreas de protección principales: salud humana, calidad de los ecosistemas y el agotamiento de los recursos.

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Las metodologías de cálculo más utilizadas para el análisis de la huella hídrica permiten realizar la contabilización tanto del volumen (huella hídrica verde, azul y gris) como del impacto del uso de agua bajo el concepto de ciclo de vida.



En el año 2009 se publicó el manual de la Water Footprint Network y recientemente, se ha lanzado la ISO 14046, Principios, requisitos y guía de la huella hídrica.

La evaluación de la huella hídrica se compone de cuatro fases distintas:
  1. La primera es el establecimiento de objetivos y su alcance, determinando las fronteras del análisis así como los aspectos temporales y espaciales que aplican en cada caso.
  1. Después se realiza la contabilización de la huella hídrica, a partir de un inventario de consumos de agua, energéticos, de materias primas, materiales así como la calidad y cantidad de agua residual.
  1. Posteriormente, es posible determinar el impacto ambiental y/o socio-económico de estos consumos.
  2. Finalmente, la interpretación de resultados permite la formulación de respuesta a la huella hídrica e identificar acciones de mejora.

La huella hídrica tiene necesariamente una dimensión temporal y espacial. Se calcula con datos recogidos en un período de tiempo concreto (habitualmente los datos utilizados son anuales) y en un lugar geográfico perfectamente delimitado (una fábrica, una cuenca de un río, una región…). Por esta razón, un mismo producto fabricado en dos lugares distintos o dos años distintos, tendrá una huella hídrica diferente.

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La huella hídrica no tiene como objetivo comparar organizaciones, productos y servicios entre sí, sino ser un vehículo para mejorar su gestión de la apropiación de recursos de agua dulce.Una vez realizado el cálculo siguiendo ambas metodologías, es posible certificar la huella hídrica de la empresa o de sus productos, dependiendo del alcance del estudio.



Espero que este post haya sido de vuestro interés. Me encantaría, más que nunca, ver vuestras valoraciones y leer vuestros comentarios a través de las herramientas que este blog pone a vuestra disposición.
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