viernes, 24 de junio de 2016

La historia de la moneda (II). El patrón oro.

Hola mis querid@s amigos de El Rincón del Sueko. Los que me conocéis sabéis que una de mis grandes pasiones es la historia: antigua, medieval... Con el post de hoy inicio un ciclo dedicado al Sistema Monetario Internacional (SMI).

En mi primer año en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de Barcelona tuve una asignatura de Historia Económica Mundial. Recuerdo que, a parte de los apuntes que se podían tomar en clase, eran de lectura obligatoria una serie de libros nada fáciles de leer dado su alto nivel de complejidad para un estudiante de primer año. Dos de ellos son los aquí ilustrados. En ellos se hablaba extensamente del tema que nos ocupará hoy y que, casualmente, fue el tema de examen: el patrón oro.

El patrón oro.

El patrón oro es un sistema monetario que fija el valor de la unidad monetaria en términos de una determinada cantidad de oro. El emisor de la divisa garantiza que pueda dar al poseedor de sus billetes la cantidad de oro consignada en ellos. Una alternativa es el patrón bimetálico, en el que la moneda está respaldada por una parte de oro y otra de plata.

Xavier TrujilloHistóricamente, la vigencia del patrón oro imperó durante el siglo XIX como base del sistema financiero internacional. Terminó a raíz de la Primera Guerra Mundial, puesto que los gobiernos beligerantes necesitaron imprimir mucho dinero fiduciario para financiar el esfuerzo bélico sin tener la capacidad de respaldar ese dinero en metal precioso.

Durante los Acuerdos de Bretton Woods, se decidió adoptar el dólar estadounidense como divisa internacional, bajo la condición de que la Reserva Federal (el banco central de ese país) sostuviera el patrón oro. Pero a partir de 1971, el mismo se quiebra definitivamente, por lo que el valor del dólar pasa a sostenerse exclusivamente en la confianza que le dan sus poseedores.

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Mientras que el comercio en el interior de un país se realiza sin complicaciones por la existencia de una moneda nacional común a todas las regiones de esa nación, las transacciones internacionales requieren un sistema monetario capaz de facilitar el comercio que se lleva a cabo con una variedad de monedas nacionales. Con el desarrollo del comercio internacional no tardaron en aparecer las innovaciones financieras que lo facilitaban. En primer lugar, se introdujo la letra de cambio, y hacia el siglo XIV se creó un sistema multilateral de compensación muy simple.

A comienzos del siglo XIX los mercados de cambio ya eran instrumentos verdaderamente sofisticados, porque las operaciones de financiación del comercio internacional habían adquirido mucha complejidad.

Para que un país dispusiera de un sistema de patrón oro en pleno funcionamiento se requerían cinco condiciones esenciales:

  1. La unidad de cuenta debía estar ligada a un cierto peso de oro.
  2. Las monedas de oro debían ser de libre circulación interior y los billetes de banco en circulación totalmente convertibles en oro con la única condición de que se demandara este cambio.
  3. Cualquier otra moneda en circulación debía estar subordinada al oro
  4. No debían imponerse restricciones legales a la conversión de las monedas en lingotes.
  5. No debía existir ningún impedimento a la exportación de oro.

El bimetalismo, por otra parte, suponía el empleo de oro y plata como metales base de la moneda, siendo el resto de las condiciones iguales a las citadas.

Durante el siglo XVIII Inglaterra había evolucionado hacia un sistema de patrón oro de facto, después de un largo período durante el cual la plata había desaparecido continuamente de la circulación doméstica. Francia fue el país al que le correspondió la tarea de mantener la estabilidad dentro del sistema bimetálico a través del control sobre los precios internacionales del oro y de la plata.

El funcionamiento del patrón oro.

A pesar de que la libra se utilizaba para financiar la mayor parte de las transacciones económicas internacionales en el siglo XIX, el oro permaneció, en última instancia, como el último recurso para equilibrar las balanzas que no pudieran ser saldadas por otros procedimientos. Además, la aceptabilidad internacional de la esterlina dependía de su facilidad y seguridad de conversión en oro. Por todos estos motivos es necesario examinar detalladamente el funcionamiento del patrón oro en el período anterior a 1914.

Bajo el patrón oro, como la unidad monetaria básica de cada país tiene un contenido fijo de oro, el valor de cada moneda estaba fijado en términos de todas las otras a una determinada paridad. Pero si el tipo de cambio entre dos monedas, por ejemplo, la libra esterlina y el dólar, estaba fijado en términos de contenido de oro, el tipo de cambio de mercado venía determinado por las fuerzas de la oferta y la demanda. Si en un mercado la demanda de dólares crecía en relación con la oferta existente, se registraba una apreciación de la cotización del dólar con referencia a la libra; si la demanda descendía, el tipo de cambio de mercado se depreciaría en términos de la libra esterlina.



Sin embargo, bajo el patrón oro, el hecho de que los residentes de cada país pudieran exportar e importar este metal libremente colocaba unos límites a las posibles variaciones del tipo de cambio de mercado. Si la demanda de dólares en Londres aumentaba de tal forma que hiciera destacable la cotización de esta moneda por encima de la correspondiente cotización de paridad más el coste de exportar oro, sería beneficioso, para aquellos que demandaban dólares, comprar oro en Londres, enviarlo a Nueva York y venderlo por dólares en este mercado.

De forma similar, si la demanda de dólares caía y el tipo de cambio de mercado se depreciaba por debajo del tipo de cambio de paridad más el coste del flete del oro, los que quisieran ofrecer dólares y, por tanto, demandar esterlinas, encontrarían beneficioso traer oro desde los Estados Unidos a Londres y venderlo en este mercado por libras esterlinas.

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Ejemplo de un certificado de oro equivalente a 100 dólares de la segunda mitad de los años 20.

El coste de flete del oro desde un centro financiero a otro permitía un cierto grado de flexibilidad en tipos de cambio exteriores. Consecuentemente, tipo de cambio de mercado fluctuaría de acuerdo con las fuerzas de la oferta y la demanda, pero dentro estos dos valores que provocarían la exportación o la importación del oro y que se conocen con el nombre de puntos del oro. Estos límites del tipo cambio de mercado se establecían en valores por encima y por debajo del tipo de paridad. La distancia entre los puntos del oro podía cambiar a lo largo del tiempo si se alteraban los costes de transporte. De forma similar, la distancia entre ambos puntos dependía, a su vez, de la que hubiera entre los dos países cuyas monedas se intercambiaran en el mercado.

En general, el tipo de cambio del dólar en Londres debería moverse hacia el punto de exportación del oro cuando Inglaterra experimentara un déficit en la balanza de pagos con los Estados Unidos (un exceso de demanda de dólares y un exceso de oferta de esterlinas en el mercado). Igualmente, un superávit británico con los Estados Unidos produciría un exceso de oferta de dólares (demanda de esterlinas) y una depreciación del tipo de cambio de mercado del dólar hacia el punto de importación del oro.

Por lo general, la mayor parte de las transacciones se realizaban en divisas, y solamente los déficit mayores y persistentes entre diferentes países daban lugar a movimientos de oro. Pero, si bien los movimientos de oro producían equilibrios a corto plazo de la oferta y demanda de divisas extranjeras, obviamente no tenían una duración indefinida, por cuanto un país no podía exportar permanentemente oro sin desprenderse de todas sus reservas. Las importaciones de oro podían continuar durante largo tiempo, pero finalmente los clientes de un país importador verían desaparecer sus reservas anteriormente acumuladas.


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¿Cuál era, pues, el mecanismo de ajuste a largo plazo que tenía lugar bajo el patrón oro que evitaba que se produjesen estas situaciones límites?La primera respuesta a esta pregunta se dio por los economistas clásicos David Hume, Adam Smith y J. S. Mill. De acuerdo con su explicación, los movimientos de oro inducían cambios en los precios interiores de un país hasta que se produjera el ajuste.

Supongamos que un país incurre en un déficit de balanza de pagos a causa de un exceso de importaciones y exporta oro para cubrir este déficit. Esta pérdida de oro reducirá la oferta monetaria en el interior del país, puesto que el oro circula en él como moneda, o el sistema bancario mantiene ajustada la oferta monetaria de acuerdo con la cantidad de oro que se mantiene de reservas.

Un decrecimiento en la oferta monetaria doméstica conducirá a un descenso en los precios de los bienes, ya que menos dinero en circulación, con la misma cantidad de bienes producidos, significa menores precios. Los menores precios de los bienes ocasionarán un incremento de las exportaciones, porque los extranjeros encontrarán más barato comprar ahora en este país. Además, los precios interiores más bajos producirán un descenso de las exportaciones, puesto que la producción interior sustituirá a los bienes extranjeros que anteriormente se importaban.

Por el contrario, en el país que recibe el oro como consecuencia de un superávit en su balanza de pagos se produce un incremento de la oferta monetaria y el consiguiente incremento de precios, lo que dificulta las exportaciones y favorece las importaciones. Estos cambios en las capacidades exportadoras e importadoras de los dos países alteran las condiciones de oferta y demanda en los mercados internacionales y conducen a los diversos tipos de cambio hacia un nuevo equilibrio.


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Banco de Inglaterra

A finales del siglo XIX este mecanismo de ajuste a través de los precios se explicó de varias formas diferentes, la más importante de las cuales se refería a los efectos de los movimientos de oro en la política monetaria de los bancos centrales. En Inglaterra, en particular, se argumentaba que los movimientos de oro producían cambios en el Bank Rate (el tipo de descuento del Banco de Inglaterra), que eran movimientos automáticos y que formaban parte del mecanismo de ajuste. Así, las razones aducidas eran que a medida que los exportadores de oro demandaban metal del Banco de Inglaterra, las reservas del banco descendían en relación con la cantidad que de ellas debía mantenerse de forma obligatoria.

Si este descenso persistía, el banco debería aumentar su tipo de descuento automáticamente para prevenir un descenso posterior de sus reservas. Tal actuación causaría un incremento general de todos los diferentes tipos de interés y una restricción del crédito, lo que produciría un efecto contrario sobre la marcha de los negocios y sobre el empleo, y conduciría asimismo a una caída en los precios y en los salarios que, a su vez, reforzaría los efectos directos del mecanismo de ajuste a través de los precios.

Por otra parte, cuando tenía lugar una entrada de oro, la oferta monetaria creciente significaba una abundancia de crédito y unos tipos de interés en descenso. Los tipos de interés decrecientes estimularían la actividad interna y generarían una presión creciente sobre precios y salarios. Si la política del tipo de interés era, de esta forma, una regla de juego que requería una escrupulosa observancia por parte de las autoridades, el mecanismo del patrón oro se convertía en algo automático. La combinación del mecanismo de los precios y del tipo de interés produciría tipos de cambio estables y, dado un stock de oro suficientemente elevado en cada país, aunque sometido a fluctuación, no existiría peligro de depresión permanente, puesto que una pérdida de oro sería automáticamente corregida por el mecanismo de ajuste del sistema.

Conclusión.

Durante su existencia relativamente breve, el patrón oro no fue el sistema monetario internacional tan automático o generalizado que se creyó en la década de los años 1930. Hubo varias versiones del patrón oro, incluyendo el patrón-cambios oro, y además las políticas monetarias discrecionales de los gobiernos ejercieron mucha influencia sobre el funcionamiento automático del mecanismo. Incluso así, el sistema funcionó aceptablemente, sin faltas frecuentes de confianza en la paridad de las monedas más importantes.

Este éxito se debió, en parte, al desarrollo de una red multilateral de acuerdos y, en parte también, a la predominancia de Inglaterra en la economía internacional, que ocasionó el incremento del uso de la esterlina como un suplemento del oro en los acuerdos internacionales. Este desarrollo en el uso de la esterlina y la utilización decreciente del oro como moneda nacional fueron los dos motivos que apoyaron la frase de Tiffin al afirmar que «el siglo XIX puede ser perfectamente descrito como el siglo del nacimiento y desarrollo de un patrón crédito y de la eutanasia del oro y de la plata, y no como el siglo del patrón oro»

Para acabar el tema de hoy, dejo un muy buen vídeo explicativo sobre el patrón oro del gran economista Xavier Sala i Martin:



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