Leonardo da Vinci.

Hola mis queridos lector@s de El Rincón del Sueko. De niño me regalaron un libro de biografías de grandes personajes de la historia entre los que estaba la suya y en ese momento por televisión se emitía una serie biográfica sobre él.

Leonardo es un típico hombre del Renacimiento versado en cada una de las grandes artes de la época: la pintura, la escultura, la arquitectura... pero con unas dotes tan absolutamente extraordinarias que lo hacen sobresalir claramente del resto. A su figura le dedicamos este post.

Leonardo da Vinci (Vinci, Toscana, 1452-Amboise, 1519). Pintor, escultor, arquitecto, ingeniero e inventor italiano. Hijo natural del notario Piero da Vinci, se educó en casa del abuelo paterno hasta 1469. De 1467 a 1478 frecuentó el taller de Verrocchio (se inscribió en el gremio de pintores florentinos en 1472), y en la escuela de Pollaiuolo se dedicó al estudio de la anatomía.

Después de 1478 permaneció cinco años en Florencia, pintando diferentes obras. Como consecuencia de una solicitud escrita por el propio Leonardo, en la que especificaba, en diez puntos, sus aptitudes (sobre todo como ingeniero civil y militar, declarándose pintor, escultor y arquitecto únicamente en el último punto), en 1478 fue llamado a la corte de los Sforza, en Milán, donde permaneció 20 años.

De esta época son las dos versiones de la Virgen de las Rocas (la del Louvre, empezada en 1483, y la de la National Gallery, de Londres, realizada junto con De Predis, entre 1497 y 1511), la Dama con armiño (Museo Nacional de Cracovia) y el Músico (Pinacoteca Ambrosiana, Milán). La Cena de Santa Maria delle Grazie debe ser considerada como una de las obras capitales de todo el Renacimiento por la solemne monumentalidad de la composición, la espontaneidad de los efectos y la íntima e ilusionista compenetración entre espacio real y espacio figurado.

Otras obras se han perdido, entre ellas el modelo de yeso de tamaño natural del monumento ecuestre de Francesco Sforza, expuesto en 1493. Como arquitecto hizo una maqueta para la cúpula de la catedral de Milán (1487-90), proyectó un palacio y se ocupó de los trabajos de reconstrucción de la catedral de Pavía.

La Última Cena de Santa Maria delle Grazie

Al finalizar el dominio de los Sforza en Milán (1499), Leonardo se trasladó a Vaprio, Mantua y Venecia, y en abril de 1502 se hallaba de nuevo en Florencia, donde comenzó la Santa Ana con la Virgen y el Niño. En 1502 se puso al servicio de César Borgia para las obras de fortificación de Romaña, Umbría y parte de la Toscana; realizó cartas topográficas y planos de ciudades, verdaderas anticipaciones de la moderna cartografía.

En 1509, para un fresco del Salón de los Quinientos, en el Palacio de la Signoria, de Florencia, realizó el cartón de la Batalla de Anghiari (rivalizando con Miguel Angel, que escogió la batalla de Caseína) y pintó sobre el muro la parte central, hoy perdida. Del cartón quedan copias, entre las cuales figura un dibujo de Rubens.

En el mismo período pintó la Gioconda (Louvre) y una Leda, de la que existen copias. En este momento se hallaba en la cúspide de la gloria como artista, pero se dedicó, sobre todo, al estudio de las matemáticas y de la anatomía, elaborando un tratado sobre la estructura del cuerpo humano, con dibujos ilustrativos. En un librillo de papel , anotó sus investigaciones sobre el vuelo de los pájaros y preparó estudios para un tratado sobre el agua.

 En 1506 fue llamado a Milán por Luis XII de Francia, y permaneció en dicha ciudad hasta 1513 como consejero del lugarteniente francés Carlos d'Amboise, para quien proyectó un palacio residencial y una capilla. Proyectó también el monumento ecuestre para el mariscal Gian Giacomo Trivulzio. Se conservan dos manuscritos sobre las máquinas y fusión del caballo (Biblioteca Nacional, Madrid). En botánica sus dibujos son, al mismo tiempo, de gran calidad artística y de notable valor científico.

A finales de 1513, siendo papa León X, de la familia Médici, se dirigió a Roma, donde, no obstante, no consiguió grandes encargos, por lo cual se dedicó, además de a las investigaciones científicas, al San Juan Bautista (Louvre). En enero de 1517 aceptó la invitación del rey Francisco I y se trasladó a Francia. El rey lo colmó de honores nombrándolo "primer pintor, arquitecto e ingeniero del reino". Una vez llegado a dicho país, habitó en un pequeño castillo (Cloux) en el campo, cerca de Amboise. Debido a una parálisis, dejó de pintar. Se dedicó a terminar la Anatomía, y proyectó un castillo con parque para la reina madre (ideas que se reflejan en el castillo de Chambord).

Castillo de Chambord

Su última actividad creativa son los dibujos del Fin del mundo. De su obra de estudio e investigación quedan unas 3.500 páginas, pero se han perdido muchas hojas. Los 19 libritos que existen están dedicados a los más variados temas. De Leonardo pintor quedan 17 obras, realizadas, sobre todo entre 1473 y 1500. Pero además de éstas deben considerarse los numerosos dibujos, los cuales para Leonardo, más que para cualquier artista de la época, tenían un valor autónomo.

Leonardo se impone claramente como figura típica del Renacimiento, sustancialmente irreligioso, queriendo reivindicarse a sí mismo como individuo, pero partícipe de energías cósmicas que le trascienden y le implican. No hay en él el desinterés del científico moderno; en Leonardo la reivindicación del hombre va de acuerdo con la más confiada inmersión en el ritmo de los flujos naturales, del perenne renovarse de la vida y de la naturaleza.

Otro dato significativo del arte de Leonardo es su capacidad para hacer intervenir la luz en la composición del cuadro. Ya en su juvenil Ginevra Benci las aperturas luminosas crean un efecto que volverá a encontrarse en la Virgen de los Rocas, en la que las figuras, muy caracterizadas pero sin la dureza incisiva de otros artistas del Quattrocento, surgen de la penumbra en una relación de claroscuro que anula toda separación entre ellas y el espacio circundante. En la Cena y en Santa Ana intervienen además problemas de movimiento, de relaciones dinámicas entre grupos de figuras, transfiguración plástica de los dramas que nacen de intensas relaciones emotivas.



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