Como indica Wikipedia, lucharon 65,8 millones de soldados, de los que murieron más de 1 de cada 8, un promedio de 6 046 hombres muertos cada día en los cuatro años que duró la guerra.29 A consecuencia de esta guerra cayeron cuatro imperios -el alemán, el austrohúngaro, el ruso y el otomano- y tres grandes dinastías, los Hohenzollern, los Habsburgo y los Romanov.
Confirmaba el final del Absolutismo Monárquico en Europa, etc.
- Con Nicolas II (1894-1917) se acabó la monarquía rusa.
- Guillemo II (1888- 1918) fue el último emperador alemán.
- El único que mantuvo su linaje fue el inglés Jorge V.
La reina Victoria tenía un ambicioso plan para conseguir la paz. Creía que si emparentaba a todas las dinastías europeas sería más fácil conseguir que todos los imperios se entendieran y asegurar así que perdurara la Europa dinástica, ahuyentando los fantasmas del republicanismo. Con este afán casó a ocho de sus nueve hijos y a la mayoría de sus nietos con otras casas reales, extendiendo una telaraña de bodas, algunas de ellas indeseadas y contra natura. Esta política acabó provocando el efecto contrario, pero esto ya no lo pudo ver la reina.
El legado de la emperatriz fue que, a principios del siglo XX, los tres principales imperios de Europa estaban gobernados por tres primos, tres nietos suyos: Guillermo II, káiser de Alemania (de 1888 a 1918); Jorge V, rey-emperador de Gran Bretaña e India (1910-1936), y Nicolás II, zar de Rusia (1896-1918). Guillermo y Jorge eran nietos directos de la reina Victoria, mientras que Nicolás Romanov era su nieto-político (su madre era hermana de la madre de Jorge).
En el libro The Three Emperors: Three Cousins, Three Empires and the Road to the World War One (Editorial Penguin Group, 2009), Miranda Carter los retrata. A través de su correspondencia y otras fuentes históricas, describe su personalidad y cómo las relaciones familiares determinaron el devenir de sus respectivos imperios hasta el desenlace fatal de la I Guerra Mundial, que significó el fin de las dinastías de Alemania y Rusia.
La autora describe a Guillermo II como una persona sin talento que se comportaba como un líder militar prusiano. Se pensaba que era una especie de reencarnación de Federico El Grande, pero era todo lo contrario. Incluso se cree que padecía algún tipo de deficiencia mental. Era un ser arrogante y con aires de grandeza que no respetaba a nadie. Era también un anglófobo empedernido, obsesionado en romper la Entente Cordiale entre franceses y británicos, algo que nunca logró, pese a que recibió educación británica y una secreta admiración por la reina Victoria y por su país materno.
Pero el principal problema de Guillermo II fue que nadie se atrevió a decirle la verdad. Cuando envió a su hermano a preguntarle a Jorge V con quién se posicionaría si Alemania y Austria declarasen la guerra a Francia y Rusia, su primo Jorge V le dijo que con Francia. Pero su hermano, temeroso de decepcionarle, le dijo que Gran Bretaña se mantendría neutra, algo que, por supuesto, no sucedió.
Nicolás II fue el último zar de Rusia, aunque como él mismo confesó a un amigo íntimo, no estaba preparado para gobernar. Antes de asumir el poder, su país era una de las principales potencias y la dejó en la miseria social y económica. Fue la prematura muerte de su padre lo que le obligó a asumir el cargo.
Convirtió su mandato en una autocracia, tal y como había hecho su padre, aunque Nicolás carecía de la personalidad de su progenitor. No le gustaba tomar decisiones, lo que le convirtió en un ser manipulable, primero por sus tíos y luego por su esposa. Fue un tirano con su pueblo, lo que desencadenó en la revolución de 1917 que le obligó a abdicar y acabó con la monarquía en Rusia.
Jorge V fue el único de los tres que siguió en el poder tras la guerra. Fue un monarca tan conservador que llegaron a decir que, con él, Gran Bretaña había regresado a los tiempos victorianos. Sentía auténtica aversión por el cambio y el progreso, hasta el extremo que le prohibió a su esposa seguir la moda. A diferencia de su padre, Eduardo VII, odiaba viajar al extranjero y las relaciones internacionales. Se piensa que era disléxico, trastorno desconocido entonces, y que su dificultad para leer y escribir le amargó la vida. La autora considera que Jorge V «era incapaz de distinguir entre lo trivial y lo importante».
Otra de las cosas que sorprenden de su retrato es que, tras acceder al diario personal que escribió desde los 13 años, la biógrafa dice que «no había ningún signo de vida interior».
Los tres primos tenían en común que pasaron la infancia rodeados por niñeras y enfermeras británicas. La primera lengua que aprendieron fue el inglés y fueron llamados por su nombre británico por sus madres. Así, eran William, Nicholas y George. Ninguno de ellos había sido preparado para ser gobernante ni tenía talento para serlo. Nicolás y Jorge se llevaban muy bien desde la infancia, mientras que con Guillermo nadie se llevaba.
Sólo coincidieron los tres juntos en dos reuniones familiares. La primera en 1889 y la segunda en 1913, cuando los tres primos ya estaban al mando de sus imperios en plena tensión en los Balcanes, un año antes de que estallara la primera Guerra Mundial. También se reunieron en la boda de la hija de Guillermo en Berlín. Su comportamiento durante la cena, con Nicolás y Jorge tratando de deshacerse de Guillermo para quedarse a solas y éste, celoso y desconfiado, interrumpiéndolos todo el rato, era un vivo reflejo de lo que sucedía entre sus imperios.
El estallido de la I Guerra Mundial, que enfrentó a Alemania con Gran Bretaña y Rusia, también supuso la división de la familia. Las distintas dinastías tuvieron que posicionarse. Los odios y las traiciones imperaron. Tras la guerra, Jorge V negó asilo a su primo Nicolás, que fue ejecutado junto a los 11 miembros de su familia unos días más tarde. Además Jorge cambió el nombre de la familia, Sajonia-Coburgo-Gotha, por el de Windsor -que aún prevalece-, para no ser relacionado con la depuesta dinastía alemana. La guerra trajo el fin de la Europa de las dinastías, haciendo añicos el viejo y descabellado sueño de la reina Victoria.
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